Medir el tiempo, así de sencilla es la razón de ser de un reloj, un objeto cuya función ha permanecido casi inmutable hasta la actualidad. Desde presidentes hasta reyes, desde artistas hasta empresarios, los relojes son mucho más que un accesorio de vestimenta, son un símbolo de estatus.
El dinero puede comprar casi cualquier reloj. Mas se debe encontrar el adecuado o, mejor dicho, el adecuado debe encontrarnos. Hoy hablaremos de uno en específico. Uno cuya historia lo hace único. Uno que es la obsesión de muchos y el sueño de quienes no pueden tenerlo: el Rolex Daytona.
Por décadas, la firma suiza ha mantenido una estrecha relación con el mundo motor. Todo comenzó con Sir Malcolm Campbell, el primer piloto cuyo nombre se asoció con Rolex. En 1933, Campbell usó un Rolex cuando logró alcanzar la velocidad de los 438 km/h en su Bluebird en Daytona Beach, todo un hito incluso en la actualidad.
Casi 30 años más tarde, en 1959, la casa suiza se asoció con Daytona International Speedway®, en los Estados Unidos y cuatro años más tarde lanzó el Oyster Perpetual Cosmograph. Este reloj incorporó la escala de taquímetro en el bisel y una esfera al estilo panda invertido. Estos primeros modelos eran de acero inoxidable y tenían oro de 14 o 18 quilates. Y a pesar de que Rolex dio un importante paso al aliarse con una competencia internacional, sus ventas no fueron las esperadas.
El Rolex Daytona era solo uno más, hasta que Joanne Woodward, esposa de Paul Newman, comprara uno de estos y se lo regalara. El amor de Newman por las carreras era bien sabido. La estrella de Hollywood a bordo de un deportivo y con un Rolex era una historia que no pasó desapercibida.
A Newman le obsesionaba la puntualidad y el Rolex Daytona le permitía medir el tiempo de forma precisa. Cuando competía era usual ver a Newman con su Rolex. Una corona para una estrella. Incluso, su compañero de carreras, Paul White, dijo: “Carl Haas era un amante de los relojes y tenía muchos Rolex, pero para Paul era más algo funcional y la precisión era increíblemente importante para él. A menudo retaba a Carl para ver si su reloj era más exacto que el Daytona… El reloj era una parte integral de su vida porque la puntualidad era realmente importante para él».
Ese fue el empujón que la marca necesitaba para que su modelo ganara el reconocimiento que merecía y que impulsó a que Rolex continué su asociación con el mundo motor. Hoy en día la marca suiza está en las principales competencias, incluso es Partner oficial de la Formula 1 desde 2013.
Los Rolex Daytona son muy cotizados, el de Newman incluso se subastó por más de 17 millones de dólares.
Un Rolex se puede comprar sí, pero llevarlo con porte es cosa distinta.
El reloj no hace al hombre, pero un caballero sabe cómo y cuándo usarlo.